Una condición que seguro le pasa a alguna amiga, hermana, conocida o incluso a ti es el dolor menstrual. Quizás yo no sea el más indicado para escribir sobre este tema, pero creo que es necesario ahondar en ello, ya que afecta a muchas mujeres, apenas se diagnostica y produce dolor una vez al mes de forma cíclica.
¿Qué es la dismenorrea?
El dolor mentrual, llamado clínicamente dismenorrea, se puede definir como una serie de calambres dolorosos de origen uterino que ocurren antes y/o durante la menstruación. Además, este dolor puede estar acompañado de otros síntomas como nauseas, mareos, dolor de cabeza o falta de energía. Esta es la más común de las dolencias ginecológicas, pero a menudo está infradiagnosticada e infratratada.
Desde un punto de vista fisiopatológico, se puede clasificar en dos tipos: dismenorrea primaria o secundaria. La primera se caracteria por dolor en la zona abdominal sin que haya indicios de patologías. La segunda en cambio es debido a alguna patología subyacente (por ejemplo, endometriosis).
Prevalencia y factores de riesgo
La prevalencia del dolor menstrual (es decir, la proporción de individuos que presenta esta condición) varía entre un 45 a un 95% de mujeres que menstruan. Este abanico es debido a que a veces existe variación en la deficinición y que muchas mujeres no acuden al médico para tratarlo. En un estudio prospectivo, Harlow y Park evaluaron la incidencia de la dismenorrea en 165 estudiantes de entre 17 y 19 años. El 72 % determinaron tener menstruaciones dolorosas con una media de dos días de dolor.
Algunos de los factores de riesgo que se han asociado a la dismenorrea (aunque no son específicos de esta) son fumar, consumo de alcohol, una primera menstruación temprana, IMC alto, historia familiar de dismenorrea o nuliparidad. Como ves, algunos de ellos se asocian a otras muchas patologías y no son exclusivas de esta. Además, debido a que algunos estudios muestran resultados confusos es necesario profundizar en el conocimiento de los factores de riesgo genéticos (si es que los hay) o ambientales.
Causas del dolor menstrual
La causa más aceptada en la patogénesis de la dismenorrea consiste en una mayor producción de prostaglandinas (PG). Las PG son un conjunto de sustancias de carácter lipídico (contienen ácidos grasos) con múltiples funciones. En este caso, se piensa que causan una hipercontractibilidad del miometrio (capa de células musculares lisas, justo después del endometrio), lo que resulta en una isquemia (falta de riego sanguíneo) e hipoxia (falta de oxígeno) del músculo uterino, lo que finalmente resulta en dolor. Sin entrar mucho en detalle, existen nueve tipos de PGs aunque solo dos están implicadas en la patogenia de esta enfermedad, produciendo efectos diferentes.
Más allá de la menstruación
Una serie de artículos relacionó esta serie de dolores repetitivos con el desarrollo de sensibilidad central al dolor. Esto quiere decir que hay un aumento anormal del dolor por mecanismos del propio sistema nervioso central. La dismenorrea primaria ha sido clasificada como síndrome de sensibilidad central, caracterizados por una hipersensibilidad al dolor en ausencia de algún daño, lesión o inflamación. Dentro de estos síndromes se incluyen la fibromialgia o la cefalea tensional.
Algunos autores encontraron diferencias a nivel cerebral entre mujeres con dismenorrea y mujeres sin ella; incluyendo la actividad del sistema nervioso central tras la estímulación dañina de la piel, en el metabolismo cerebral e incluso en su estructura. Sin embargo, las consecuencias funcionales de tales reorganizaciones aún están por establecer.
Asimismo, la dismenorrea primaria está asociada a una disminución de la calidad de vida. Por ejemplo, la depresión y la ansiedad se asocian firmemente a esta patología. También se ha observado un impacto en las relaciones familiares, en el rendimiento escolar así como en la calidad del sueño.
Tratamiento del dolor menstrual
Como muchas mujeres ya sabrán, el tratamiento para el dolor mentrual que se suele recetar son los AINE (antiinflamatorios no esteroideos), como el ibuprofeno. Estos inhiben una enzima clave en la producción de PGs, de modo que al reducirse estas, los síntomas se alivian.
No obstante, alrededor de un 15% de mujeres no responden o son intolerantes a estos fármacos. Por ello, la segunda línea de terapia son los anticonceptivos orales. Estos fármacos son hormonas sintéticas que inhiben la ovulación y reducen el engrosamiento del revestimiento endometrial. Pero, estos aumentan el riesgo de tromboembolismo venoso, por lo que su uso podría estar contraindicado.
Existen otros tratamientos que no son tan eficaces y no se utilizan de manera general, como la estimulación eléctrica transcútanea del nervio, parches de nitroglicerina (inhiben las contracciones uterinas), acupuntura o intervenciones quirúrgicas.
Sorprendentemente, se ha dado muy poca atención científica a la dismenorrea primaria, de modo que permanece siendo una incógnita en muchos aspectos y muchas mujeres simplemente lo aceptan como una parte normal de su ciclo mentrual. Esta enfermedad tiene consecuencias negativas en la vida de las mujeres que la sufren y es necesaria mayor investigación para mejorar y ampliar las opciones de terapias disponibles y mejorar la calidad de vida de nuestras compañeras.
Fuentes:
– Harlow, S. D., & Park, M. (1996). A longitudinal study of risk factors for the occurrence, duration and severity of menstrual cramps in a cohort of college women. British journal of obstetrics and gynaecology, 103(11), 1134–1142. https://doi.org/10.1111/j.1471-0528.1996.tb09597.x
– Iacovides, S., Avidon, I., & Baker, F. C. (2015). What we know about primary dysmenorrhea today: a critical review. Human reproduction update, 21(6), 762–778. https://doi.org/10.1093/humupd/dmv039
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